La genética llevada al voleybol
El entrenamiento constante y diario pesa más que la genética en los jugadores de éxito en deportes de equipo y en aquellos donde la inteligencia táctica es fundamental, según un estudio que analiza la influencia del perfil genético sobre la respuesta muscular en jugadores de voleibol de alto rendimiento.
Esta es la principal conclusión de un trabajo realizado por investigadores de la Universidad Europea de Madrid, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad del País Vasco.
En concreto, los investigadores han constatado que las variantes genéticas del ACTN3, el gen de "la velocidad o explosividad", no inciden, en contra de lo defendido hasta ahora, en la capacidad de salto de los deportistas de voleibol, cualidad fundamental en este deporte.
El ACTN3 es el único gen del que se ha demostrado su vinculación con el deporte y de él se sabe que existen tres variantes, una de ellas fuertemente relacionada con la excelencia deportiva.
Por ejemplo, en estudios anteriores se había vinculado una de las manifestaciones de este gen (el polimorfismo RR) con velocistas olímpicos, cuya expresión es mucho mayor que en otras personas.
Sin embargo, en este trabajo los investigadores han demostrado que el "gen de la explosividad o de la velocidad" no causa diferencias en la capacidad de salto de los deportistas de voleibol.
Según Juan José Molina Martín, profesor de voleibol de la Universidad Europea de Madrid y principal investigador de este estudio, esto se debe al entrenamiento continuado que hace que la excelencia deportiva dependa del trabajo y "no sólo de la genética".
Por tanto, el entrenamiento diario cubre las carencias genéticas que presentan los deportistas de alto nivel, ha subrayado.
No obstante, ha puntualizado Molina, el deportista que cuente además con un perfil genético que se adapte mejor a su deporte llegará al rendimiento ideal con mayor facilidad.
Además de esta conclusión, los investigadores han observado que los deportistas examinados saltan de diferentes formas y que esto podría tener una relación con las variantes genéticas del ACTN3.
De ser así, ha relatado a Efe Molina, se abriría la puerta a la mejora de los entrenamientos personalizados, lo que aumentaría el rendimiento de los jugadores.
Para llegar a estas conclusiones los investigadores han examinado a 240 deportistas, hombres y mujeres, la mitad de ellos jugadores de la súperliga española de voleibol en la temporada 2010-2011.
Además de los test genéticos, las respuestas físicas han sido monitorizadas a través de la tensiomiografía, una técnica que permite detectar y analizar por separado las propiedades de los músculos.
Molina ha indicado que van a seguir investigando sobre si existe vinculación o no de otros genes con el deporte, por ejemplo con la capacidad táctica, para ahondar en la excelencia deportiva.
Asimismo, ha explicado que en octubre se dará a conocer en un congreso en Valladolid una red de investigación de voleibol, con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación.
El objetivo es estudiar nuevas tácticas de entrenamiento para hacer de los equipos de voleibol equipos excelentes en el tiempo y no fruto sólo de una generación determinada.
Este artículo me ha llamado mucho la atención porque significa que aunque, lógicamente, estamos hechos por genética, somos capaces de llegar mucho más lejos. Está en nuestra mano decidir hasta dónde ¡Ánimo!
Cristina Falcón
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Me ha parecido super interesante esta entrada, es un claro ejemplo de que todo está influido por la genética, hasta la excelencia en deportes como el voleibol. Como hemos estudiado los genes no se modifican naturalmente, aunque apoyo 100% la teoría de Cristina de que si a todo esto se le añade trabajo los resultados pueden subir como la espuma! Buena reflexión y buen artículo.
ResponderEliminarEstá claro que no todo es genética... ¡¡ sería demasiado sencillo!!... nada podrá nunca superar el esfuerzo y la constancia y no sólo en el voley... ¡¡ änimo Cristina!!
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