relación interespecífica :depredación

EL LEÓN Y LA CEBRA

Esta interacción es una de las más conocidas.
 Los leones deben perseguir, cazar y dar muerte al impala. Al primero (el león) se le denomina depredador y al organismo capturado (la cebra) se le llama presa.
El león se ve favorecido en esta interacción puesto que de esta forma se alimenta.  La cebra, en cambio, se ve perjudicada en esta interacción ya que pierde la vida.


2 comentarios:

  1. Ayyy! Las relaciones carnívoros - herbívoros siempre acaban mal.Pero, mi pregunta es la siguiente: ¿ qué controla el número de depredadores y de presas? ¿Dónde está el punto de equilibrio?

    Los depredadores matan a sus presas, pero, si matan a todas, ellos mismos perecerán de hambre. Por otra parte matarán a todas las que puedan si tienen hambre, debe existir por tanto un equilibrio entre sus esfuerzos por matar y los esfuerzos de la presa por escapar, es un equilibrio que controla el número de depredadores y de presas.
    Sobre el tema de si la depredación es selectiva, se han hecho numerosos estudios por ejemplo sobre manadas de lobos que cazan ovejas. Estudiando los cráneos de las ovejas se obtienen las siguientes conclusiones:

    - entre los cráneos hay solo dos tipos, los muy viejos y los muy jóvenes.
    - Los lobos del estudio no mataban ovejas en edad adulta y sanas.
    - La selección natural ha diseñado ovejas adultas sanas que son capaces de correr más que los lobos y despistar al depredador.

    Cuando se trata de presas de mayor tamaño para un lobo como son los alces, ocurría que siempre que un alce adulto elegía un lugar y se enfrentaba a la manda, los lobos se daban por vencidos y se alejaban. Los alces sobre los que se cerraban para derribarlos eran siempre jóvenes de menos de dos años, alces viejos o alces enfermos. Los lobos dejan tranquilos a los alces que están en plenitud porque son peligrosos. No cabe duda que una cacería en grupo de 16 individuos tendría éxito, pero tampoco cabe duda que saldrían lobos heridos y un lobo herido no puede cazar. La selección natural ha hecho posible que ese carácter excesivamente agresivo e imprudente haya sido eliminado de la información genética porque esos individuos serían heridos más veces y dejarían menos descendientes. Los lobos que han sobrevivido son aquellos que se conforman con la presa que pueden conseguir con mínimos riesgos para sí mismos.

    No hay duda de la capacidad destructiva de los grandes depredadores, pero tampoco hay duda de que las presas tienen muchas posibilidades de escapar al menos las adultas y sanas. Podemos incluso afirmar que la coexistencia de depredadores y presas es pacífica, a pesar de que los medios de comunicación nos acribillan con excesivas imágenes de caza de distintos depredadores en un mismo documental que dura 30 minutos. Los grandes depredadores no están cazando continuamente, por la sencilla razón de que no es necesario ni posible ecológicamente.

    Pero, ¿qué ocurre con los pequeños depredadores? ¿qué estrategias utilizan? ¿tienen también sus presas posibilidades de escapar?
    La capacidad de destrucción de los pequeños depredadores puede resultar realmente terrible. Una avispa o una araña son máquinas de destrucción mortalmente eficientes. La mayor parte de los himenópteros (avispas), se dedican a cazar orugas y larvas de otros insectos, atravesando su piel y dejando los huevos dentro de ellos, dejando que sus larvas se alimenten y crezcan gracias a la carne viva de sus víctimas hasta ser adultas. Aunque la víctima tarda en morir, esto es un acto de depredación en el que la oruga no tiene ninguna posibilidad se salir bien librada. Cuando una avispa ataca a una oruga no es lo mismo que cuando un tigre ataca a un búfalo, el resultado no plantea dudas, las probabilidades de que la avispa salga herida son nulas. Las presas de pequeños depredadores la única esperanza que tienen es no ser descubiertas o escapar a tiempo de una trampa como por ejemplo una telaraña.

    El hecho de que los pequeños depredadores tienen efectos devastadores sobre las poblaciones de presas, lo prueban los éxitos de los entomólogos que han librado campos de cultivos de plagas introduciendo enemigos naturales adecuados, es la llamada lucha biológica.

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