Un curioso ejemplo de
mutualismo son las hormigas y los pulgones.
Los pulgones o áfidos
hacen pequeños agujeros en las hojas de las plantas, sorbiendo más tarde la
savia de la planta para alimentarse. Aquí es cuando entran las hormigas en
acción, momento en el que en vez de alimentarse de las pulgas, las controlan y
utilizan para poder subsistir. Las hormigas las controlan como un gran rebaño
mediante sus antenas, las cuales transmiten unas señales capaces de hacer a las
pulgas segregar una sustancia llamada ligazama, sustancia que sirve de alimento
para ellas y que es creada a partir de la savia que absorbieron anteriormente.
Al final del abdomen los áfidos presentan dos sifones o cornículos,
pequeños apéndices erectos de posición dorsal que apuntan hacia atrás o hacia
arriba, por los que vierten una secreción azucarada que les sirve para sobornar
a lashormigas. Las hormigas protegen a muchas plantas de sus parásitos a cambio
de néctar que reciben de nectariosextraflorales
situados generalmente en las hojas. Los áfidos han desarrollado en la evolución
una relación simbiótica con hormigas, que no sólo les toleran sobre las
plantas, sino que les protegen de sus depredadores especializados, como las mariquitas o las crisomelas, a cambio
de la secreción de sus sifones. También las abejas pueden recoger esa melaza,
incorporándola a la composición de la miel.
Como
si de un pequeño rebaño se tratara, las hormigas mueven a los pulgones a hojas
frescas cuando las hojas se secan. Si llueve, las hormigas corren para
resguardar a los pulgones de la lluvia, poniéndolos debajo de las hojas. Y si
alguna mariquita (conocida como catarina tambien) intenta comerse algún pulgón,
recibe una paliza por parte de las hormiguitas.
Como se ve, la hormiga se beneficia del pulgón al comer la ligamaza y a cambio este obtiene protección. Mutualismo en su máxima expresión.
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