Un trabajo de investigación, dirigido por Tomàs Marquès Bonet, investigador del Instituto de Biología Evolutiva(Universidad Pompeu Fabra-CSIC) de Barcelona, y Evan Eichler, de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU), se ha centrado en incluir la mayor diversidad genética de individuos salvajes posible, debido a la rápida disminución de la población de grandes simios en todo el mundo.
Los grandes simios –chimpancés, gorilas y orangutanes– son el grupo de especies vivos más cercanos a los seres humanos. Compartimos un ancestro común, que vivió hace 14-16 millones años, pero con los chimpancés compartimos un antepasado mucho más reciente, hace solo unos seis millones de años.
El estudio, que hoy publica la edición digital de la revista Nature, proporciona el análisis más detallado y completo hecho hasta ahora de la diversidad genética de los grandes simios, especies que actualmente están en peligro de extinción, y permite poner la historia de nuestro genoma en su contexto. En el trabajo también han participado investigadores de la UAB.
Proporciona el análisis más detallado y completo hecha hasta ahora de la diversidad genética de los grandes simios
Individuos en libertad y en cautividad
Los recientes avances en las tecnologías de secuenciación del genoma han permitido a los investigadores hacer grandes progresos sobre el conocimiento del genoma humano y la diversidad genética mediante la secuenciación de los individuos de nuestra especie. En cambio, se ha puesto menos atención en nuestros parientes más cercanos: los grandes simios.
Esto se debe, en gran parte, a la dificultad para obtener muestras de ADN de estas especies en peligro de extinción. Aunque existen muchos simios en cautividad, estos individuos son un pobre reflejo de la diversidad natural. Ahora, en este trabajo científico, los investigadores han trabajado con material genético de individuos salvajes, una tarea realizada en colaboración con grupos conservacionistas, y la secuenciación de la mayoría de los genomas ha realizado en los laboratorios del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), con sede en Barcelona.
Los investigadores han encontrado que los genomas humanos muestran una variabilidad muy reducida en comparación con el genoma de la mayoría de los grandes simios. Pocas especies de simios muestran niveles tan bajos. "Esta reducción en la diversidad genética es normalmente el resultado de un proceso llamado cuello de botella, caracterizado por un descenso drástico del número de individuos en la población", comenta Javier Prado-Martínez, estudiante de doctorado del Instituto de Biología Evolutiva y coprimer autor del estudio."Lo que es sorprendente es la intensidad de este cuello de botella en los seres humanos en comparación con la mayoría de los grandes simios", añade.
Los genomas de una pareja de orangutanes, por ejemplo, difieren en más de 2 de cada 1.000 pares de bases, en comparación con 1 de cada 1.000 pares de bases entre dos seres humanos. Algunas especies de grandes simios, gorilas orientales, chimpancés occidentales y bonobos, también tienen una variabilidad muy baja, como resultado de estos cuellos de botella en el pasado.
Se hizo evidente la complejidad de la historia evolutiva de los chimpancés en comparación con los seres humanos
Los investigadores se centraron, sobre todo, en comparar la historia evolutiva de nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, que se dispersaron a través de África y se clasifican en cuatro grandes grupos o subespecies. Una pregunta abierta entre los biólogos evolutivos ha sido cómo estas cuatro poblaciones se relacionan entre sí. Mediante la secuenciación de varios individuos de cada grupo, los investigadores fueron capaces de resolver las relaciones filogenéticas entre estas subespecies y explorando el genoma de los cuatro grupos han visto que la evolución de todos ellos ha sido muy compleja.
Una historia evolutiva compleja
Lo que también se hizo evidente para los investigadores era la complejidad de la historia evolutiva de los chimpancés en comparación con los seres humanos. Los patrones de diversidad genética fueron consistentes con un vasto flujo genético o la migración entre las poblaciones ancestrales con expansiones bruscas de tamaño de la población, seguido por los accidentes.
"Los seres humanos, por el contrario, tienen una historia evolutiva relativamente simple", dicen los autores. "Está claro que en los últimos millones de años las poblaciones de chimpancés fluctuaron enormemente en tamaño y complejidad". La base de estos colapsos de población es clara, pero coincide, en parte, con un período de tiempo en que la población humana comenzó a prosperar.
El trabajo hace hincapié en un mensaje de reflexión. "Debemos hacer más para proteger estas especies y conservar su entorno natural –dice Prado-Martínez–. Casi todas las poblaciones de grandes simios están en una situación crítica de peligro de extinción y más que nunca, a merced de nuestra especie".
El científico confía en que toda la información obtenida podrá ayudar en los esfuerzos de conservación, ya que conocer mejor los genomas de estas especies "ayudará a los biólogos de campo para identificar mejor el origen de los grandes simios víctimas de la caza y comercio furtivos y a una mejor gestión los programas de cría en cautividad", concluye.
Los simios por lo general tienen más cromosomas que los humanos así que si decimos que uno de los motivos de la diversidad genética nuestra es debida a la repartición al azar de los cromosomas, los simios al tener mas tendrán un mayor rango de opciones genéticas. Por pura estadística
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