Esta frase, doblemente hermosa porque es tan poética como científica, fue enunciada por el gran científico Carl Sagan (1934-1996).
Su fundamento es bastante sencillo, si tenemos en cuenta la evolución del universo.
Después del big bang la única materia primigenia que existía eran los simples átomos de hidrógeno, materia que dio lugar a las estrellas.
Pero el único elemento que existía era ese, hidrógeno, el más básico y ligero del universo, así que…
¿cómo se generaron todos los demás elementos, el carbono, hierro, azufre, etc., los que nos rodean en nuestro día a día y de hecho forman los cimientos de nuestra propia existencia a nivel molecular?
La respuesta es tan hermosa como simple: En el interior de las estrellas.
Cuando se forma una estrella comienzan a producirse reacciones de fusión, en las que la estrella “quema” hidrógeno transformándolo en helio, un elemento más pesado. Cuando la temperatura en el centro de una estrella llega a varios millones de grados ocurre la fusión de helio a carbono, del carbono y helio dando lugar al oxígeno, etc. Si la temperatura es aún mayor pueden formarse otros elementos pesados como el Magnesio, Azufre, Silício, Niquel, Cobalto, Hierro, etc.
Cuando queman todo su “combustible” disponible, hay estrellas que simplemente quedan como cuerpos masivos inertes, pero a menudo, debido a su tamaño y/o temperatura, cuando llega ese momento la estrella se colapsa y estalla en lo que se conoce como una “supernova”. Ese estallido lanza al espacio todo un “huracán de polvo estelar” compuesto de esos elementos más pesados que el hidrógeno, un vendaval que provoca a su vez que en zonas cercanas del universo se comiencen a producir nuevas condensaciones de materia, que darán lugar a futuras estrellas, que a su vez estallarán algún día, etc.
Todo este proceso de estrellas que explotan y expulsan materia que alimenta a su vez a otras estrellas, repetido a través de unos cuantos miles de millones de años, da lugar a lo que hoy conocemos: En algún momento dado la materia pesada se va agrupando y se condensa alrededor de estrellas en forma de planetas, y en algún momento dado, si las condiciones son adecuadas, en varios (o muchos) de esos planetas, los “ladrillos” fundamentales de carbono que algún día nacieron en el interior de una estrella se transforman en VIDA orgánica.
La impresión de “infinito” que nos produce mirar al firmamento en una noche
clara la podemos sentir también cada vez que miramos a nuestro
alrededor y recordamos que TODOS y cada uno de los átomos que forman
TODA esa materia que nos rodea (incluidos nosotros mismos) no es ni más
ni menos que “polvo de estrellas”.
Bibliografía:
http://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/de-donde-viene-la-frase-somos-polvo-de-estrellas-y-que-significado-tiene/
http://cienciados.com/por-que-se-dice-que-somos-polvo-de-estrellas/
Esther Abad
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Esther.
ResponderEliminarEs increíble la inmensidad de cosas todavía no descubiertas que existen y luego darte cuenta de que todo ello lo forman agrupaciones de átomos y átomos. Lo verdaderamente impactante es que cada elemento (formado por átomos) es distinto y tal y como pude aprender durante las clases de Química, cada uno de ellos tiene su propio espectro de emisión que es un conjunto de las ondas electromagnéticas emitidas por los átomos. Además, viendo el espectro de emisión (que es como una "huella dactilar") se puede investigar la presencia de un determinado elemento en una muestra de sustancia desconocida.
El mundo está lleno de misterios todavía no resueltos que ni el ser humano puede averiguar.
-Susana Fernández 4ºB