1.
Los cangrejos ermitaños del género Dardanus han
establecido una relación mutualista con la anémona Calliactis parasitica. Las
anémonas son animales sésiles, esto es que no se pueden mover, viven fijas a un
sustrato. Gracias a vivir encima de la concha de estos cangrejos pueden
desplazarse. A cambio, sus potentes y venenosos tentáculos defienden al
cangrejo de sus depredadores más temidos, como el pulpo.
2. El siguiente ejemplo es el que siempre suele
llamar más la atención, la relación entre el gobio de Luther y una gamba ciega.
El gobio de Luther no posee las dotes adecuadas para cavar una buena
madriguera. Este problema se lo resuelve la gamba, con sus potentes patas cava
la madriguera y ella obtiene del pez a su propio lazarillo. Viven juntos en la
cueva y salen juntos a buscar alimento. Las antenas de la gamba están en contacto
con el pez y cuando éste detecta un peligro, le da un toquecito a la gamba y
ambos huyen a la cueva. ¡No me digáis que no es realmente curioso!
3.
Por último, el ejemplo más llamativo: las
estaciones de limpieza que existen en
los arrecifes, donde acuden muchas especies de peces o de otros animales marinos
a que otros peces o crustáceos les limpien sus parásitos. Los que acuden a
estas estaciones quedan libres de parásitos o de tejido muerto de heridas y a cambio
los limpiadores obtienen alimento. En la imagen podemos ver cómo la morena deja
que el pequeño camarón limpie sus afilados dientes sin que a éste le ocurra
nada. Es un ejemplo perfecto de este tipo de relación.
El término simbiosis hace referencia a una relación estrecha
que se establece entre dos especies. Si ambas obtienen un beneficio hablamos de
mutualismo; si una obtiene un beneficio pero la otra se queda igual hablamos de
comensalismo y si una especie obtiene un beneficio a costa de perjudicar a la
otra hablamos de parasitismo. De hecho, muchas de las relaciones son tan
estrechas que las dos especies se necesitan para poder vivir.
Charo Rodríguez Pérez
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